La migración de las aves es uno de los más increíbles espectáculos que nos ofrece la naturaleza. Cada año millones de aves se desplazan desde sus zonas de reproducción hasta sus zonas de invernada, movidas por la necesidad de encontrar alimento en las distintas estaciones del año. Algunas especies de aves se desplazan a tan solo unas pocas decenas o cientos de kilómetros de su nido, pero otras realizan impresionantes viajes de varios miles de kilómetros atravesando importantes barreras geográficas como cordilleras, mares, océanos o desiertos. Son verdaderos atletas olímpicos que baten récords cada temporada de migración.
El 9 de mayo en todo el mundo se celebra el “Día Mundial de las Aves Migratorias” (WMBD): una campaña mundial dedicada a la concienciación sobre las aves migratorias y la necesidad de cooperar internacionalmente para conservarlas, este año con el lema “Las aves conectan nuestro mundo”. Además, las aves, viajeras sin fronteras que forman parte de nuestro patrimonio natural, son importantes bioindicadores de la calidad del planeta: su estado de conservación refleja la calidad de la naturaleza y del medio en que vivimos.
Las aves migratorias son mucho más complejas de conservar. Las sedentarias se enfrentan solo a los problemas que pueda haber en la zona donde viven. Sin embargo, las migratorias se pueden ver amenazadas por problemas en el área de cría, en las zonas de paso y descanso de sus rutas migratorias y en sus zonas de invernada. Por ello, para poder conservarlas es fundamental conocer dónde se encuentran en cada momento del año y su futuro depende de la cooperación entre países.
En España, muchas especies se reproducen en nuestros campos en primavera y verano, mientras que pasan los meses invernales en África, como las golondrinas, los vencejos, las águilas calzadas o los cernícalos primilla. Otras muchas vienen a pasar el invierno a nuestras latitudes, procedentes del norte y centro de Europa, como los gansos, las grullas o los milanos reales. Durante la primavera las aves se encuentran inmersas en su migración prenupcial, de regreso a sus zonas de cría.
Vencejo común marcado con geolocalizador. (Autor foto: Javier de la Puente).
SEO/BirdLife lleva desarrollando desde 2011 el programa Migra, con la colaboración de Fundación Iberdrola España, con el fin de conocer la migración y movimientos de las aves que hay en España. Gracias al avance de las nuevas tecnologías de seguimiento remoto de aves, ahora es posible saber con todo detalle dónde se encuentran las aves marcadas cada día, y conocer sus periplos por todo el mundo.
Así, ahora sabemos que los vencejos comunes —de tan solo 40 gramos de peso— que crían en los edificios de nuestros pueblos y ciudades, invernan a más de 9.000 km, en las selvas y sabanas de Tanzania y Kenia, y realizan un viaje migratorio de más de 20.000 kilómetros todos los años.
Igualmente, las águilas calzadas crían en nuestros bosques e invernan en el Sahel africano a unos 2.500-3.000 kilómetros de sus territorios; y año tras año viajan desde su nido hasta su zona de invernada —siempre en el mismo lugar— con una precisión asombrosa, gracias a su increíble sistema de orientación, que les permite corregir el rumbo aunque los vientos del desierto les obliguen a cambiar su trayectoria al atravesar el Sahara.
Águila calzada marcada con GPS. (Autor foto: Javier de la Puente).
Migración de un águila calzada durante varios años entre su zona de cría en España y su zona de invernada en el Sahel
(fuente: programa Migra de SEO/BirdLife).
Las nuevas tecnologías nos permiten conocer con detalle cómo realizan el viaje migratorio y lo que son capaces de hacer. Un aguilucho cenizo cruzó de Europa hasta África por el océano Atlántico con un vuelo sin parada sobre el mar de cerca de 300 kilómetros; otro cruzó 1.500 kilómetros de desierto en cuatro días; y otro más cruzó por el mar de Alborán hasta Europa, casi en línea recta en un viaje de 205 kilómetros que tardó en realizar 4 horas y cuarto, con una velocidad de migración de unos 48 km/h.
Aguilucho cenizo marcado con GPS. (Autor foto: Javier de la Puente).
A nivel mundial el record de migración lo tiene el charrán ártico, especie marina del tamaño de una paloma, que realiza la migración anual más larga del mundo: unos 70.000 kilómetros de Polo a Polo.
Cuanto más conocemos sobre las aves migradoras no podemos más que continuar asombrándonos con las proezas que realizan, y continuar conservándolas. Su futuro es nuestro futuro.
Liberación de un aguilucho cenizo marcado con GPS. (Autor foto: Francisco Silva).