Nunca antes como en los últimos meses habíamos podido ver, de manera tan clara, el impacto de nuestro modelo de movilidad en la salud, el medio ambiente, la igualdad y la seguridad. Los modos activos de transporte, como andar o la bicicleta, además de ser los más accesibles y económicos para todas las personas, han surgido como la mejor opción para realizar desplazamientos esenciales y deporte durante el confinamiento, probando ser el más seguro y eficiente de los modos de transporte.
Si bien son muchos los beneficios que nos aporta el hecho de desplazarnos en bicicleta, también nos permite garantizar el distanciamiento social y las necesidades diarias de ejercicio físico, tal como afirma la oficina regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Europa. Y es que cada vez más, aumenta la evidencia existente sobre los efectos positivos para la salud de los modos activos de desplazamiento, particularmente del uso de la bicicleta.
No solo eso, sino que como verdadero vehículo cero emisiones, desplazarse en bicicleta reduce de manera directa la contaminación atmosférica que afecta al 90% de la población urbana europea, y que se ha considerado un factor que contribuye a propagar el virus (Ogen, Y. 2020). Durante estos meses, hemos pasado de niveles contaminación que sobrepasaban los valores considerados perjudiciales, hacia niveles de mínimos históricos, junto a una reducción del ruido, la ocupación de espacio público y los accidentes. Y nunca una parte tan grande de la población había experimentado como la movilidad en vehículo de combustión, que congestiona y contamina nuestras ciudades, está lejos de ser el transporte ideal.
En este sentido, ante la llegada del COVID-19, ciudades de todo el mundo han vuelto a considerar la bicicleta como una prioridad como transporte. Durante las primeras semanas, en ciudades como Berlín, Nueva York, París, Roma o Bogotà, aparecieron carriles bici “pop up” para facilitar la movilidad ciclista, y afortunadamente se están considerando para el largo plazo, ya que, considerando que el 80% de los desplazamientos diarios se realiza a menos de 5 km, esta es una distancia que fácilmente se puede recorrer en bicicleta convencional o eléctrica. Disponer de una infraestructura ciclable adecuada que facilite esta movilidad es fundamental.
En España, ciudades como Barcelona también se han sumado a dar más espacio a la bicicleta, y la Comunidad Valenciana y la Comunidad de Madrid ya han anunciado planes ambiciosos para aumentar la capacidad del ciclismo. Si bien es un movimiento que ha empezado en sus primeras fases, la voluntad es desembocar en una ciudad que vuelve a la normalidad y es consciente de la importancia de mantener e incluso reforzar la movilidad sostenible.
El otro punto clave es lograr un cambio en los hábitos de desplazamiento hacia un estilo de vida más saludable, y la movilidad activa es la alternativa a un efecto rebote que vuelva al uso masivo del vehículo privado y al colapso de nuestras ciudades.
Una de las lecciones que hemos aprendido en estos meses en relación a la movilidad, tanto expertos, como nosotros ciudadanos, es que debemos aprovechar esta oportunidad para no volver a superar los niveles máximos de contaminación, no volver a la congestión y a mantener los modos de movilidad sostenible como prioritarios en el retorno a la normalidad.
Dentro de Decathlon lanzamos un plan de movilidad sostenible con 35 medidas, algunas de ellas ya implantadas, y basado en impulsar los desplazamientos en bicicleta y otros modos activos de transporte para viajes cortos y para ir a nuestras tiendas y almacenes, convencidos de la necesidad de sensibilizar tanto a nuestros colaboradores como a toda la sociedad sobre los beneficios individuales y colectivos que conlleva la movilidad activa.
Pero tenemos claro que es necesaria la colaboración entre todos los agentes involucrados para que este cambio sea realmente posible.
Sólo apostando de manera clara por una movilidad que favorezca la actividad física, sea respetuosa con el medioambiente y promueva un estilo de vida más saludable, vamos a conseguir unas ciudades más limpias, sanas y sostenibles.
Hoy, 3 de junio, Día Mundial de la Bicicleta, te animamos a que te sumes al cambio.
Pedaleemos hacia nuestro futuro.